Las orillas
José Antonio Hernández Guerrero
Si pretendemos lograr que la Bahía se vaya convirtiendo progresivamente en una ciudad, es necesario que, de manera urgente, sus distintos “barrios” se conecten mediante vías directas de comunicación.
José Antonio Hernández Guerrero
Si pretendemos lograr que la Bahía se vaya convirtiendo progresivamente en una ciudad, es necesario que, de manera urgente, sus distintos “barrios” se conecten mediante vías directas de comunicación.
Si las palabras de nuestros políticos no son meros procedimientos retóricos sino que, por el contrario, manifiestan una firme y sincera voluntad de crear un espacio diversificado que nos reúna a todos en un mismo proyecto colectivo armónico y equilibrado, es imprescindible que, cuanto antes, se arbitren unos medios ágiles, confortables y baratos que hagan posible los traslados rápidos, los intercambios mutuos y los encuentros múltiples.
Esa aspiración a la unidad será pura fantasía si tenemos que invertir toda una mañana en atravesar Cádiz y en recorrer las atestadas carreteras que nos llevan, por ejemplo, a Sanlúcar de Barrameda o a Trebujena. El que no conduzca un vehículo propio no podrá asistir a una representación en el Teatro Villamarta o en el Falla, a no ser que su domicilio esté situado a escasos metros de dichos coliseos.
En la actualidad, esta Bahía, tan profunda, agitada y plural, posee unas orillas que, paradójicamente, a pesar de su proximidad geográfica, están muy distanciadas entre sí, si tenemos en cuenta el tiempo excesivo que necesitamos para trasladarnos de un lugar a otro. Aunque desde la baranda de la Alameda Apodaca, veamos las casas de Rota o del Puerto de Santa María, tardamos varias horas en desplazarnos a cualquiera de esas poblaciones costeras.
Por todas estas razones aplaudimos calurosamente las eficaces gestiones que, con la dirección de Cercanías de RENFE, ha llevado a cabo el Vicerrector de Alumnos de la Universidad gaditana, gracias a las cuales los miembros de esta comunidad que viajen a los campus de Cádiz, Jerez y de Puerto Real, se beneficiarán de una rebaja de un 60 % en el precio de los billetes. Las diferentes facultades se acercarán todavía más cuando, en el segundo cuatrimestre de este mismo curso, los usuarios del transporte por ferrocarril puedan contar con el servicio de trenes lanzaderas que enlazarán la estación de Puerto Real con el Campus.
Si a estas facilidades añadimos las rebajas de un 20% con el uso de la Tarjeta de Transportes dispuesta por el Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz, para todos aquellos que provengan desde cualquier localidad de la Bahía de Cádiz y si sumamos las reducciones en los billetes de los trasportes urbanos concedidas por los Ayuntamientos de Jerez y de Cádiz, podremos concluir que la Universidad, a pesar de la dispersión de sus campus, está logrando una considerable integración.
Creemos que, con iniciativas novedosas como las que está promoviendo Universidad de Cádiz para ser fiel a su compromiso social con el entorno, podríamos lograr que este rincón privilegiado llegara a ser un marco que, integrando unos alicientes tan diversos, haga más grata la vida de los que aquí residimos y constituya un reclamo potente para que se instalen empresas y para que acuda un mayor número de visitantes. No hay duda de que todos saldremos ganado si acercamos la sierra a las playas, los deportes náuticos a la equitación, el circuito de velocidad a los puertos deportivos, los recitales de flamenco a los conciertos de música clásica, el fútbol a los toros y el sol a la nieve.
Esperemos que muy pronto, gracias a la construcción del nuevo puente, a la duplicación de las vías ferroviarias, a la liberación del peaje, a la terminación de las autovías y a la dotación de un servicio de barcos rápidos, crucemos fácilmente las aguas y disfrutemos contemplando los bordes sinuosos, las playas abiertas y las dársenas cuidadas de nuestra Bahía.
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