Voces de la Bahía
José Antonio Hernández Guerrero
Escuchar atentamente las diferentes voces y tratar de reproducirlas con fidelidad: éste es nuestro propósito. Porque la Bahía -sin más adjetivos- es, efectivamente, una caja en la que resuenan los clamores quejumbrosos y los ecos esperanzados de todos los que, sintiéndonos “conciudadanos”, estamos convencidos de que, si armonizamos nuestras diferentes melodías, podemos componer una sinfonía polifónica que nos inquiete, nos despierte del letargo y nos descubra unos horizontes alentadores.
José Antonio Hernández Guerrero
Escuchar atentamente las diferentes voces y tratar de reproducirlas con fidelidad: éste es nuestro propósito. Porque la Bahía -sin más adjetivos- es, efectivamente, una caja en la que resuenan los clamores quejumbrosos y los ecos esperanzados de todos los que, sintiéndonos “conciudadanos”, estamos convencidos de que, si armonizamos nuestras diferentes melodías, podemos componer una sinfonía polifónica que nos inquiete, nos despierte del letargo y nos descubra unos horizontes alentadores.
Nuestra Bahía, rincón marino y marinero, es -ha de ser- un espejo común que refleje los perfiles distintos de todas las poblaciones que la rodean; ha de convertirse, inevitablemente, en un factor integrador, en un soporte de identificación colectiva y en un emblema que exprese simbólicamente nuestro origen común, nuestros destinos convergentes y, por lo tanto, nuestras sendas compartidas.
Hemos de rechazar, por estériles, las quejas lastimeras y las loas autocomplacientes; hemos de superar el ingenuo recurso a las mitologías baratas y a los manidos tópicos de la decadencia crónica y de la jactancia localista; hemos de reflexionar sobre la ambivalencia de una geografía y de una historia que, lo mismo podrían encerrarnos en un gaditanismo impotente, que abrirnos a un dilatado y enriquecedor horizonte territorial.
Como en alguna ocasión nos ha recordado Julio Pérez Serrano, nuestra historia atestigua que los momentos de esplendor gaditano coinciden, precisamente, con las épocas de apertura: "nuestro pasado ha sido brillante, cuando hemos mirado hacia afuera, cuando hemos traspasado nuestras fronteras". Es necesario, por lo tanto, abrir nuevas vías de intercomunicación por las que transiten, de manera interrumpida, renovadas corrientes de ideas, de sentimientos y de ilusiones, nuevos centros de información y nuevas plataformas de negociación que hagan posible la creación de un área metropolitana generadora de una actividad laboral más dinámica, de un nivel económico más elevado y de un mayor bienestar social.
Pero los gaditanos, además de exigir a las diferentes administraciones públicas inversiones económicas para la creación de una red de comunicaciones y además de animar a los empresarios para que instalen industrias competitivas, hemos de cambiar las ideas trasnochadas, las actitudes paralizantes y los comportamientos inoperantes.
Si pretendemos que la Bahía sea un área metropolitana dinámica, diversa e integrada, es necesario que, además de una reconversión industrial, efectuemos una conversión mental para que, sin renunciar a los rasgos individuales de cada población, disolvamos los prejuicios localistas, estimulemos la imaginación creativa y desterremos las estériles actitudes de conformismo: hemos de cambiar de mentalidad, de actitudes y de comportamientos; hemos de dialogar y de colaborar.
Nos sé si es simplemente una vana ilusión, pero nos gustaría que esta columna contribuyera a que seamos capaces de abrir unos cauces de acercamiento, de entendimiento, de discusión, de debates y de cruce de ideas entre las diferentes orillas físicas e ideológicas; soñamos con la posibilidad de que se rompan esas barreras artificiales que dificultan el diálogo libre y frenan la colaboración eficaz. Creo que las autoridades competentes deberían convocar a todos los habitantes de nuestra provincia que estén dispuestos a compartir las inquietudes, a discutir los problemas y a aportar las soluciones.
¿No piensan ustedes que todos saldríamos ganando si, impulsados por esos anhelos comunes de bienestar, reconociéramos que las poblaciones que rodean la Bahía están enlazadas por vínculos culturales, científicos, tecnológicos, artísticos, económicos y sociales que son aún más fuertes que los geográficos?
Si tomáramos conciencia de las ventajas que obtendríamos uniendo nuestros complementarios recursos humanos y ensamblando nuestros alicientes territoriales, es posible que muchos de los problemas endémicos que padecemos obtendrían las soluciones adecuadas. Éste es, a mi juicio, el único camino para alcanzar un presente más esperanzador y un futuro social, económico y cultural más satisfactorio.
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